7.10.2004

Flash Thompson

-¿Parker?¡Hey, soy yo, Flash!¡Hey Parker!

Peter Parker pretende no escuchar nada, con la esperanza de evitar encontrarse con Flash Thompson. No es que Thompson sea alguien molesto, solo que tiene una manera de ser él mismo que le molesta demasiado. Pero al igual que en muchas otras ocasiones, y para su desgracia, Flash Thompson es muy, pero muy insistente. Dándose por vencido, termina devolviendo el saludo, seguro de que ahora no se lo quitaría de encima por el resto de la tarde. Flash Thompson era ese tipo de persona.

-Llevo mucho tiempo sin verte Peter, la ciudad ha cambiado, incluso tú has cambiado, debilucho. ¿Tienes tiempo para tomarte una cerveza?

La pregunta, sin lugar a dudas sonaba como una afirmación. Desde que lo conocía (y lo detestaba), siempre usaba ese tono de voz, que resultaba intimidante sin recurrir ni siquiera de manera velada a las amenazas. Y acto seguido, le puso una mano en el hombro y lo llevó hasta el bar más cercano, uno en que había televisores grandes donde siempre veían Football, el tipo de lugar al que Flash pertenecía y en el que Peter no se sentía cómodo.

Hablaron mucho, bueno, Flash habló demasiado, y le relató todo lo que había visto desde que se fue de Nueva York y, de vez en cuando, interrumpía para preguntarle cosas a Peter sobre su vida, quien solía responder en frases cortas. Cuando le dijo a Flash de su divorcio, éste le miró y con un gesto satisfecho, como el de las personas sabias y con experiencia, acercó otra cerveza a Peter, mientras preparó lo que decía a continuación.

-Es mejor así, nunca me cayó bien esa zorra. Deberías volver con esta chica de la Universidad, Gwen Stacy. Ella me caía muy bien, a pesar de ser una nerd. ¿Qué ha sido de ella?

-Está muerta. La mató Norman... Green Goblin.

Flash quedó algo pálido después de escuchar eso y se calló. Quería que lo tragara la tierra, o que apareciera Galactus o que los Cowboys de Dallas anotaran un gol. En cambio, todo se mantuvo exactamente igual y no sabía que hacer para que lo que acababa de decir fuese olvidado.

Con gran dificultad, miró a Peter a los ojos y tartamudeó mientras ordenaba las ideas para decir algo que no había dicho muchas veces en su vida.

-En verdad lo siento Peter, fue imprudente de mi parte decir eso.

Bebió el contenido de su botella de cerveza de una sola pasada y miró hacia la pantalla del bar.

-Fue especial encontrarte hoy, Parker. Me acordé de ti esta mañana cuando acompañé a mi hija a inscribirse en la universidad. El caso es que al verla a ella, con sus lentes y la expresión de angustia por los resultados del examen de admisión, me acordé de todo lo que me burlaba de ti en la secundaria, cuando te veías como en ese momento se veía mi hija.

-¿Entonces tienes una hija nerd?

Flash le dirigió una mirada que al mismo tiempo le hizo callarse y desviar su mirada hacia la televisión.

-Y después, cuando fundé el club de fans de Spider-man, no entendí por qué no eras fanático de él, después de todo, salvaba personas y detenía criminales, te creía un idiota por no notar lo asombroso que era Spider-Man. No entendía en esa época que había cosas de las que Spider-Man no te podía salvar, como el estar huérfano, sentirte solo, que tu tía fuese víctima de una enfermedad o tener que trabajar para poder pagar por tus estudios. Al final, Spider-Man solo sirve para evitar que mueras, no para salvarte realmente. Y ese es el problema de todos los fenómenos enmascarados del país, existen para evitar que mueras destrozado a manos de otro de ellos, no para evitar una guerra o hacer un mundo mejor. En fin, quería disculparme por todo lo que te hice cuando éramos adolescentes. Aunque creo que te desquitaste de mucho de lo que te hice cuando me venciste en aquella pelea en la escuela. Ahora entiendo por qué no podías ser fanático de él. Son solo seres humanos, con sus intereses, deseos y sus conflictos. Spider-Man por ejemplo. Debe tener por lo menos 70 años y se niega a dejar de balancearse por los edificios con la esperanza de evitar un robo. Pero debe hacerlo por algún complejo como el que llaman de Peter Pan, intentando despreciar el paso del tiempo.

-Pero alguien debe detener el crimen, ¿qué pasaría si no lo hiciese Spider-Man?

-Alguno de los nuevos héroes. Abundan en esta ciudad, todos buscando un criminal que detener en Central Park, ansiosos de golpear criminales y de sentir que son increíbles luchadores contra el crimen. Eso sí, nunca en los barrios de negros, asiáticos, mutantes o latinos. Excepto Daredevil, después de todo, él es el hombre sin miedo.

-Entonces crees que Spider-Man debe retirarse.

-Sí, sería bueno que se lo dijeras cuando lo encontraras. Después de todo, eras el que tomaba sus fotos.

Quedó con la impresión de que Flash podía haberse dedicado a descubrir la identidad de su ídolo de juventud. Después de un rato, la atención de Flash se centró en el partido. Los Cowboys perdieron.

-Bueno, es hora de irme, ya Sha-Shan debe haber terminado de hacer las compras para el dormitorio de nuestra hija. Tengo que ayudarle a cargar las cosas.

-Está bien, ya debería irme de aquí también. Necesito conseguir un buen abogado para el divorcio.

-Puedes hablar con Liz, ahora que dirige Oscorp debe saber mucho de abogados. Matt Murdock no es el único buen abogado de Nueva York.

-Lo pensaré, no hablo con ella desde el suicidio de Harry. Dame tu teléfono para volvernos a encontrar. Perdona, pero, no sé como te llamas, siempre te he conocido como Flash.

-Ben, me llamo Ben, debilucho. Que no se te olvide.

Sigue: May Parker.

7.01.2004

Otto Octavius

He sido derrotado otra vez. Siempre es lo mismo, totalmente predecible. Pero esta vez ni siquiera he tenido oportunidad de golpearlo. Estoy bañado en telaraña y todo mi cuerpo está pegado al suelo de la azotea de un edificio de Manhattan.

-No puedes dejarme aquí. ¿Qué te asegura que yo no pueda escapar de aquí antes que llegue la policía como lo he hecho antes?

Se quedó callado. Sabe que soy demasiado viejo y débil para escapar, pero no querrá hacerme sentir mal.

-¿No hay chiste? Vamos, di algo sobre lo viejo y ciego que estoy.

No sería él si se burlara de los viejos, porque entraría en un monólogo interno extenso y melodramático como el que tenía en medio de nuestros combates. Es desmoralizante estar en una pelea con alguien que no está ahí.

-¿Qué hacemos mientras tanto? La policía se demorará un poco.

-Podrías alcanzarme mi medicina, ya va siendo hora de tomarla.

Trato de soltar un brazo mecánico de la telaraña, para después golpearlo a traición y huir de aquí antes que Spidey despierte, pero por culpa del esfuerzo se me escapa un poco de orina. El trepamuros saca un grupo de frascos que están en el bolsillo de mi pantalón y me pregunta cuál tengo que tomar ahora.

-Betaminol 16.

Veo que se acerca al rostro cada uno de los frascos, pero no puede identificar cual es.

-El frasco que tiene tapa roja.

Me entrega el frasco y me doy cuenta que me da la espalda otra vez. Lo único que tengo que hacer es presionar el botón para que el brazo mecánico de arriba a la izquierda pueda accionar el mecanismo de navajas.

-¿Por qué sigue haciendo esto, Doc?¿No le parece que está demasiado viejo para andar atormentando gente por las calles sin ninguna razón particular?

-Tenía que escaparme antes de la apelación.

-¿Por qué?

-Porque soy un científico loco de 90 años que quiere dominar al mundo.

Trato de reírme malévolamente, pero me da un acceso de tos. Ya no es tan fácil hacerlo, me duele el estómago cuando me río así.

-Tal vez porque a nadie parece importarle que tenga doctorados de física, ingenierías electrónica, mecánica y eléctrica. Porque yo sí tengo un título de doctor para usar antes de mi nombre, no como ese europeo pretencioso de Latveria. O tal vez porque soy un viejo que ya no se preocupa por hacer el ridículo en público.

Terminamos en un silencio algo incómodo, como si estuviéramos librando una discusión sin palabras. Siento que estoy perdiendo.

-¿Y tú por qué lo haces?

-Al parecer es porque tuve una gran facilidad para hacerme de enemigos deformes, sin ofender.

-No te preocupes, no me ofendo. Después de todo, soy viejo y sabio, a diferencia tuya, Peter.

-Habla más bajo, alguien podría escucharte.

-¿Quién?¿Hay alguna enemigo tuyo en todo Manhattan que no sepa quién eres?

Sabe que tengo razón, conocí alguna vez a un ebrio de apellido Brock que llegó a uno de los clubes nocturnos que frecuentaba gritando que Peter Parker era Spider-Man. Era un pobre diablo sin poderes que fue sacado del bar de inmediato, pero lo recuerdo todavía. Después de todo lo maté con mis propias manos.

-Vi al chico Connors entrando a The Vault ayer en la noche. ¿Lo capturaste?

-Sí.

-Gracias a Dios nunca tuve hijos, tendría muchas preocupaciones.

-¿Y la asistente?

-Bueno, he tenido imitadores, pero no es lo mismo. No es lo mismo si no es familia.

Suspendemos la discusión cuando se aproxima el ruido de las sirenas de policía. Pero no puedo evitar recordar que hay cosas que quedan por preguntar, después de todo no hay nadie que pueda conocerlo como yo. Durante un tiempo creí que era porque nuestro conflicto era generacional, algo así como la imagen de un padre que perdió o porque temía volverse como yo.

-¿Es cierto lo que dijo Sandman de ti? Dijo que dejaste que matara a J. Jonah Jameson.

-No lo sé.

El trepamuros apuntó su brazo al edificio del frente y se alejó arrojando telarañas de un lado a otro, como lo había hecho tantas veces antes. En cuanto desaparece, activo el mecanismo de navajas en mi brazo con la esperanza de romper a tiempo las telarañas.

Entonces es cierto.

Sigue: Flash Thompson.

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